Mañana se inaugura una muestra de los últimos trabajos del pintor Juan Luis Goenaga (San Sebastian, 1950) en la galería Ekain de San Sebastian.
El texto que continua, es la crítica que el historiador Edorta Kortadi publicó en las páginas del diario Deia el 18 de Marzo de 2006 con motivo de nuestra exposición conjunta "Elkarrekin" en la galería de Juan Cruz Unzurrunzaga.
Desnudo humanoEl texto que continua, es la crítica que el historiador Edorta Kortadi publicó en las páginas del diario Deia el 18 de Marzo de 2006 con motivo de nuestra exposición conjunta "Elkarrekin" en la galería de Juan Cruz Unzurrunzaga.
Dibujos, acuarelas y técnicas mixtas componen esta interesante exposición interseccionada de figuras humanas de Eduardo Alvarado (Miranda de Ebro. Burgos, 1972 ) y Juan Luis Goenaga (Donostia, 1950). A ambos autores de siempre les ha interesado la figura humana y ambos han expuesto en otras ocasiones sus obras de manera mestiza y cuasi imbricada. El resultado mejora con la tensión y el contraste de las obras. Ambos son autores negros, oscuros, un tanto guarros, y a ambos les ha interesado, como a los expresionistas y a los surrealistas, plasmar el sexo de manera explícita y sin ambages. De hecho ambos presentan desnudos humanos, hombres y mujeres aislados en su propia desnudez, soledad y sexo, como en un acto de visión órfica y placentera de la naturaleza humana. Parecen casi bodegones humanos. Vamos, a mí me lo parecen. O como dijo un amigo mío en la inauguración, están como para comérselos.
Alvarado, dibujo en soledad
Digamos de entrada que Alvarado presenta algunos dibujos, en algunos casos autorretratos y retratos de su mujer, solos y aislados, trazados a lápiz y manchados con pocos colores, marrón sobre ocres, como aburrimientos sutiles y mínimos esbozos dentro de las propias obras. Resultan sumamente atractivas en esta dirección varias series realizadas en ocres, algunas de ellos reducidas casi a puras manchas, que poseen un cierto carácter escultórico, y que se emparentan con algunos dibujos de escultores de los años 30-40. Pero lo que a nosotros más nos ha interesado son dos desnudos de formato medio ubicados sobre las escaleras de entrada, bien trazados y coloreados a la manera de la escuela de López. Multimanchados y pastosos. Son francamente soberbios y espléndidos dibujos de gran intensidad y destreza técnica.
Abstracción de Goenaga
En una línea más abstracta y enmarañada, y hasta emborronada me atrevería a decir, se mueven los desnudos y zoofilias de Juan Luis Goenaga, quien sigue trazando escenas y frisos de carácter parietal y arqueológico con grafitos negros y ocres. Arqueologías de la memoria y el sexo. Figuras humanas y perros salvajes, desarrollados sobre el plano o el collage de sostenes y prendas íntimas, lo que añade aun si cabe mayores connotaciones a la obra. Pero donde Goenaga sigue sorprendiéndonos es en sus visiones abstractas de muros y frisos de puras rocas, pintura de acción y texturas, en las que el rojo transgresor y salvaje irrumpe sobre el ocre y el amarillo, el negro o el salmón liviano. Goenaga sigue siendo el gran arqueólogo de la pintura vasca, el gran excavador de la memoria colectiva de este pequeño país, y uno de los puentes de oro que une el Neolítico con el siglo XXI. La obra de ambos autores sigue desarrollándose de manera autónoma, cada una por su lado, al mismo tiempo que sigue ofreciéndonos interesantes y atrevidas lecturas tensionadas y confrontadas de uno de los géneros básicos de la pintura moderna.