Los artistas que reflejan sus experiencias con y sobre Jeff Buckley se pronuncian todos con gran reverencia. Bono mencionó que "Jeff Buckley era una gota pura en un océano de ruido". Elvis Costello, que alababa su encanto personal, dijo que Jeff Buckley tomaba cualquier canción y la hacía suya, embelleciéndola, de una forma tan natural, que solamente un puñado de personas eran capaces de aquello. Jimmy Page (enero 1997) se refirió al disco de Grace, diciendo que era el álbum que había estado escuchando durante los últimos 18 meses. Sobre el autor expresó: "he is a great, great singer", admirado por su alcance emocional, y expresando que lo había contemplado haciendo canciones de otros autores clásicos tan bien como ellos, con su técnica y dominio. Page y Plant vieron a su banda y según palabras textuales de Jimmy Page, "se quedaron pasmados. Era muy emocionante. Alguien les interrumpió desde el público: "dejad de tocar cosas tan profundas", y él dio la respuesta perfecta: "la música debería ser como hacer el amor, a veces lo deseas suave y tierno, otras veces duro y agresivo". Elizabeth Fraser, de los Cocteau Twins, era amiga de su padre, y tocaba ocasionalmente con Jeff Buckey antes de que publicase su primer álbum. El poco material que había oído del artista la entusiasmaba: "ha escrito una canción llamada "Grace", que literalmente me pone los pelos de punta. La primera vez que la escuché sudaba como una novia de junio. La música nunca me había provocado esa reacción antes". Gary Lucas, que participó en el disco Grace, dijo sobre la redacción del mismo que "simplemente tenía fe en que cualquier cosa que él hiciera sería buena.., estaba atónito, era tan bonito y perfecto... Sobrepasó cualquier cosa que yo hubiera pensado que iba a hacer... Recuerdo pensar: esta música conmocionará el mundo. Estaba asustado por ello". Joan Osborne se mostró muy emocionada con su muerte. Alabó altamente su música y también se refirió a su magnetismo personal. Mencionó que hubo un periodo durante el cual no podía pasar sin escucharle cantar "Hallelujah" tres o cuatro veces al día. Bernard Butler, ex-integrante de Suede, dijo de él que era la persona con más talento pero a la vez más encantadora que había conocido. Comentó que solía tocar Last Goodbye cada día, y lo hizo durante un año; que ello le hacía sentir muy natural y sin miedo a ser sí mismo. Dijo que le hacía sonreír.