Los cuadernos de don Rigoberto, de Mario Vargas Llosa
[...] Como contrapunto al florido universo de don Rigoberto, está el inquietante y perturbador ambiente que se forja alrededor de su pequeño hijo, Fonchito.
Obsesionado con la vida y la obra del pintor austríaco Egon Schiele, el muchacho se sueña como la encarnación del pintor maldito y su misterioso mundo de niñas perversas y autorretratos angustiosos. Entre ellos, la madrastra. Una mujer que es para ambos la figura principal de ese doble mundo de deseos y realidades. Una mujer a la medida de sus más exigentes fantasías.
Obsesionado con la vida y la obra del pintor austríaco Egon Schiele, el muchacho se sueña como la encarnación del pintor maldito y su misterioso mundo de niñas perversas y autorretratos angustiosos. Entre ellos, la madrastra. Una mujer que es para ambos la figura principal de ese doble mundo de deseos y realidades. Una mujer a la medida de sus más exigentes fantasías.
[...] La novela desarrolla principalmente dos mundos imaginarios, el de don Rigoberto y el de su hijo, Fonchito. Ambos, y cada uno con criterios dispares, pueblan sus irreprimibles fantasías eróticas con las imágenes de cuadros de todas las épocas. La novela puede leerse como un paseo excitante por la gran pinacoteca del universo sensual.
Entra en esta colección, con lugar preferente, la obra del austríaco Egon Schiele. Sus desnudos de niñas y sus retorcidos autorretratos se convierten en escenarios de acción amatoria. Imágenes como las de Desnudo reclinado con medias verdes, Dos jovencitas yaciendo entreveradas, Muchacha desnuda de cabellos negros, Schiele pintando una modelo desnuda delante del espejo o Madre e hijo crean en el artista adolescente el deseo de emular a su admirado pintor. ¿Cómo apropiarse de ese universo deseado, cómo recrearlo sin limitarse a copiar? Sólo la fértil imaginación infantil es capaz de encontrar la manera de convertirlo en vivencias propias.
Aguilar, Taurus, Alfaguara de Argentina