12.9.08

COMO DESCUBRIR SU GENIO

Fragmento de las "Confesiones Inconfesables” de Salvador Dalí
Mi abuela materna, Ana, que tenía noventa años, después de la muerte de una de sus hijas se sumió en una especie de locura lánguida. Se refugió en el pasado y evocaba con abundancia de detalles los episodios de su vida feliz. Hablaba a menudo en verso y recitaba a Góngora. Para ella, todos nosotros eramos unos extraños; su único contacto con lo real tenía lugar durante las comidas: le entusiasmaban los merengues. Una hora antes de su muerte, se incorporó en el lecho y exclamó: “Mi nieto será el más grande pintor catalán.” Luego se durmió para no despertar más. La inminencia de la muerte nos hace clarividentes.