Fragmento del texto “Sobre el dibujo: ¿Para qué dibujar?” por Javier de Torre
“[...] Es la presencia de los errores, de los arrepentimientos lo que les permite conocer la memoria interna de esos sucesos. Dibujamos y desdibujamos en la medida que recuperamos o perdemos el hilo conductor que nos conduce a la idea, en esa maraña de trazos en la que definimos las imágenes. Plan y pérdida se auto complementan en cada trayectoria de nuestro trazo. Dibujar es establecer una línea de doble memoria, desde la que se organiza la experiencia de nuestro conocimiento. La fascinación por la apariencia de los resultados, por la terminación «profesional» de los mismos y por la sensación, sólo aparente, de que las nuevas técnicas proporcionan a los principiantes un ahorro de esfuerzo, hace que muchos nuevos dibujantes no estén dispuestos al combate que exige el antiguo dibujo, ignorando que la constatación de la dificultad, la distancia entre deseo y realidad es el auténtico territorio de la idea. El dibujo «hecho a mano» es un campo único e irrepetible, y potencia desde sus límites un conjunto de experiencias que es imposible reconocer en los nuevos sistemas. ”