2.10.08

DE LOS DIARIOS DE MARTA CARDENAS

Por pura casualidad -por culpa de la prisa- he cortado mis papeles a grandes tijeretazos. De pronto descubro que el resultado me encanta, y ya sé por qué: por una parte rompo la impositiva línea recta, y por otra obtengo bordes expresivos como pinceladas, que delatan el gesto de la mano que tajó.
Claro que otros lo han hecho antes; pero esto, como cada descubrimiento personal, me llena de euforia y de impaciencia por seguir: ¿a dónde iré a parar?

He dormido mal: ¡estaba tan excitada! los explosivos colores de lo que ayer pinté me habían llenado la cabeza.

Estaba yo pintando con ganas pero también con cierto fastidio: un pastel me sale así asá, otro cursilísimo, y otra versión de lo mismo diríamos que empalagosa. Por fin vengo ante unos bambús fantásticos que me chalan, y me meto con tonos rojos y nacarados: ¡el colmo del horror!
Hasta que luego, al superponer unos con otros, -pero ¿que‚ se produce en estos casos? ¿por qué? -inesperadamente, el milagro.
Es muy extraño, literalmente como si yo fuese otra persona: ¿cuándo se me iba a haber ocurrido combinar esto con esto? y de repente resulta que funciona y hasta parece que habla...

Marta Cárdenas