Viaje a Niarrairuz nos sumerge en la obra más reciente de Ramón Zuriarrain, San Sebastián, 1948, después de cuatro años sin exponer en su ciudad natal. Y regresa como siempre, como un autor inclasificable que es, rompiendo esquemas preconcebidos, mostrando su última y prolífica producción. Sea en un registro pictórico por una abstracción, sea a través de una figuración expresionista, o sea en un territorio mestizo, donde sorprende con un mundo imaginario de inconcretas presencias. Al igual que otros pintores guipuzcoanos de su generación –Carlos Sanz , José Llanos , Andrés Nagel, Marta Cárdenas , Vicente Ameztoy y Juan Luis Goenaga , Zuriarrain se siente atraído por el paisaje, pero el modo de narrar y, sobre todo, el tono que elige es lo que le distingue. Un humor en ocasiones sutil e irónico, y otras, directo y descarnado que expone en una de sus facetas más desconocidas de su trabajo, las viñetas humorísticas que ha desarrollado durante los últimos años y que nos aportan una perspectiva muy interesante para poder entender mejor su trabajo y su actitud, tanto ante el arte como ante la vida. Provoca sorpresa, sus pinturas nos interrogan con su misterio; una belleza que surge del libre juego de la imaginación. De su capacidad para labrar su visionario paisaje atmosférico y de su cambiante y personal humor, surge otro de sus elementos característicos, su pintura abstracta, gestual, expresiva, colorida y, en general, alegre y vitalista.