...finalmente tus ojos me
conocieron, nos sonreimos, dejándonos, observando
(tumbados, en
la hierba de un
acantilado) lo que había sido otra
cosa convirtiéndose en nosotros cuidadosa lenta fatalmente....
mientras en el mismo centro del fuego todo
el mundo se volvía brillante y un poco evanescente.
E.E. Cummings en "Búffalo Bill ha muerto" (Hiperión, 274).