" [...] el horror y la duda revuelven, sus pensamientos perturbados, y desde el fondo se agita/ el Infierno en su interior, porque un infierno lleva/ en su interior y en torno, y del Infierno/ escapar no puede como no puede de sí mismo/ cambiando el tiempo o el espacio: ahora la conciencia llama a la desesperación/ que dormía, llama al recuerdo amargo/ de lo que fue, de lo que es y lo que será/ peor; de peores hechos deben derivar peores sufrimientos. [...] ¡Desdichado de mi! ¿Hacía dónde escaparé/ de la cólera infinita y la infinita desesperación?/ A donde quiera que voy está el Infierno; el Infierno soy yo mismo. [...] Adiós, Esperanza y con ella adiós, Miedo,/ adiós, Remordimiento; todo Bien se ha perdido para mi; Mal, se tu mi Bien."
Satán, solo, en los confines del Paraíso. Libro IV, 18-26; 73-75; 108-110. El Paraíso perdido. John Milton
