13.3.08

LA FIGURA HUMANA

Tres autores, Eduardo Alvarado, Helma Michiels y Goenaga, en Paupa en Donostia.
Tres autores, que llevan años trabajando la figura humana, sola o inserta en el paisaje, presentan su obra de manera conjunta e interseccionada en Galería Paupa de Donosita. Y su obra se tensiona y se magnifica, una al lado de la otra, y presenta múltiples referencias y connotaciones, que nos llevan a pensar que existe un fondo común y un cúmulo similar de vivencias, aproximaciones y referencias acerca del ser humano. Es pintura instintual e introspectiva, psicoanalítica, y por ende presenta fondos comunes que muestran al ser humano solo y distorsionado, cargado de acentos expresivos, de empastes y de brochazos intensos, y de coloridos fuertes o dramáticos.
Nos referimos a la pintura de Eduardo Alvarado, Helma Michiels y Juan Luis Goenaga, que posee indudables puntos de contacto entre ellas, aun antes de haberse conocido o de haberse tratado. Y es que el fondo humano del que proceden es único, intenso y bronco.
Destaca en este sentido la figura humana de Alvarado, sola y aislada, en la intimidad de su propia desnudez y en las deformaciones expresas de su propia historia intrahumana. Sus personajes, fuertes y oscuros, se presentan filiformes, cargados de ocres y verdes poderosos, entre trazadas e insinuadas. La fuerza y poderío de las manchas y pinceladas, llevan a este autor a dejar en algunas obras el soporte cara vista, apenas manchado. Mas deudor de Schiele aparece en sus dibujos y acuarelas de pequeño formato.
Goenaga presenta algunos paisajes y figuras, de reciente creación en las que un poderoso colorido parece haberse adueñado del esquema integral y estructural del cuadro. El Goenaga bosquimano y cavernícola, parece haber dejado paso a un Goenaga mas marítimo y lúdico, en el que los azules, verdes y rojos parecen invadirlo todo. Es lógica la protesta del lector acostumbrado a etapas anteriores de este autor, pero ahora toca acostumbrarse a otras propuestas pertenecientes a la misma mano. Por otro lado, el Goenaga festivo y lujurioso, siempre ha estado presente, aun en las profundidades del bosque y la prehistoria.
Helma Michiels, es la autora que más nos desazona e interroga a través de una figua femenina sola y distorsionada, desfigurada en sus propios rasgos antropomorfos de honda raigambre expresionista anglosajona. Bacon y Kitaj parecen estar en algunas de sus obras, algunas de las cuales rayan en el buen-mal gusto de los mejores autores de estas escuelas emparentadas con las vanguardias históricas. Algunas obras parecen como más contundentes y mejor resueltas que otras, pero hay buena materia de pintora.
Para quienes auguran la muerte del arte y la llevan al borde del concepto y de la nada, la vía neoexpresionista vuelve a presentarse como una vía auténtica y verdadera, sin muchos artificios y coartadas literarias.

Edorta Kortadi en el Diario Vasco en mayo de 2004