Penck en Altxerri y Alvarado en Paupa, dos visiones.
La pintura instintual y primaria, la pintura directa y expresiva, la pintura que sale del fondo de la existencia humana y de la interpretación del mundo y de las cosas, sigue estando totalmente fresca y vive en las galerías del País Vasco y de todo Europa.
[...] Los dibujos con grafito negro, y la pintura llena de figuras humanas, masculinas y femeninas, solas y en pareja, de pie o tumbadas, cargadas de dolor y cansancio humanos, de Eduardo Alvarado, pese a su raigambre expresionista, corre y va sin embargo por otros derroteros. Mas cercano a las primeras vanguardias históricas de gente como Munch y Schiele, o de sus epígonos austriacos, alemanes y vascos de toda suerte y pelaje (entre los que se encuentran nuestros Goenaga y Zuriarrain), pasados por el tamiz personal en el que el arte negro es una de las constantes y referencias básicas y estructurales, este joven autor produce una pintura llena de referencias personales y de una gran frescura e introspección humanas. Los resultados arrojan un balance altamente positivo, pese a ciertas adherencias que deben madurar o desaparecer en el futuro.
Sus telas de formatos medios y grandes están llenas de ráfagas y pinceladas multicolores, de humanidades deformadas y de bellezas excéntricas y naturales. Muy interesantes resultan sus propios autorretratos (que es quizás lo que mejor conoce), sus desnudos femeninos y masculinos frontales y algunos desnudos que poseen conotaciones con el Goenaga fin de siglo. Como muy potentes y poderos aparecen y son también sus desnudos trazados a carbón y grafito.
Esperamos mucho de este joven autor que sigue demostrandonos, con un cierto feismo y desgarro, que quedan muchas cosas que hacer y que decir en ese vasto panorama que queda entre Munch, Schiele, Bacon y López.
La pintura instintual y primaria, la pintura directa y expresiva, la pintura que sale del fondo de la existencia humana y de la interpretación del mundo y de las cosas, sigue estando totalmente fresca y vive en las galerías del País Vasco y de todo Europa.
[...] Los dibujos con grafito negro, y la pintura llena de figuras humanas, masculinas y femeninas, solas y en pareja, de pie o tumbadas, cargadas de dolor y cansancio humanos, de Eduardo Alvarado, pese a su raigambre expresionista, corre y va sin embargo por otros derroteros. Mas cercano a las primeras vanguardias históricas de gente como Munch y Schiele, o de sus epígonos austriacos, alemanes y vascos de toda suerte y pelaje (entre los que se encuentran nuestros Goenaga y Zuriarrain), pasados por el tamiz personal en el que el arte negro es una de las constantes y referencias básicas y estructurales, este joven autor produce una pintura llena de referencias personales y de una gran frescura e introspección humanas. Los resultados arrojan un balance altamente positivo, pese a ciertas adherencias que deben madurar o desaparecer en el futuro.
Sus telas de formatos medios y grandes están llenas de ráfagas y pinceladas multicolores, de humanidades deformadas y de bellezas excéntricas y naturales. Muy interesantes resultan sus propios autorretratos (que es quizás lo que mejor conoce), sus desnudos femeninos y masculinos frontales y algunos desnudos que poseen conotaciones con el Goenaga fin de siglo. Como muy potentes y poderos aparecen y son también sus desnudos trazados a carbón y grafito.
Esperamos mucho de este joven autor que sigue demostrandonos, con un cierto feismo y desgarro, que quedan muchas cosas que hacer y que decir en ese vasto panorama que queda entre Munch, Schiele, Bacon y López.
Edorta kortadi en "a tono contigo", suplemento del diario DEIA en Julio de 2003