Fotografía: Antonio Cruz Barrilero
28.2.10
LO QUE SE DE MI... TAN SOLO
...finalmente tus ojos me
conocieron, nos sonreimos, dejándonos, observando
(tumbados, en
la hierba de un
acantilado) lo que había sido otra
cosa convirtiéndose en nosotros cuidadosa lenta fatalmente....
mientras en el mismo centro del fuego todo
el mundo se volvía brillante y un poco evanescente.
E.E. Cummings en "Búffalo Bill ha muerto" (Hiperión, 274).
25.2.10
RELIGION
"Lo que no impiden que tenga una terrible necesidad de -¿diré la palabra?- de religión - entonces por la noche me voy afuera para pintar las estrellas [...]"
Vincent Van Gogh
Vincent Van Gogh
MI RELIGION
"Parece que en el libro Mi Religión, Tolstoi insinúa que aunque haya una revolución violenta, habrá también una revolución intima y secreta en la gente, de donde renacerá una nueva religión o más bien algo completamente nuevo, que no tendrá nombre, pero que tendrá el mismo efecto de consolar, de hacer la vida posible, que antes tenía la religión cristiana. Me parece que este libro debe ser muy interesante; se acabará teniendo bastante cinismo, escepticismo, farsa, y se querrá vivir más musicalmente. ¿Cómo sucederá y qué es lo que se hallará? Sería interesante poder predecirlo, pero es preferible sentir esto en lugar de no ver en el porvenir absolutamente nada más que las catástrofes que no faltarán, desde luego, y que caerán como otros tantos rayos en el mundo moderno y la civilización; ya sea por una revolución o una guerra o por una bancarrota de los estados carcomidos. Si se estudia el arte japonés, entonces se ve a un hombre indiscutiblemente sabio, filósofo e inteligente que pasa su tiempo ¿en qué? ¿en estudiar la distancia de l atierra a la luna? No; ¿en estudiar la política de Bismarck? No; estudia una sola brizna de hierba. Pero esta brizna de hierba lo lleva a dibujar todas las plantas; luego las estaciones, los grandes aspectos del paisaje, en fin, los animales, después la figura humana. Pasa así su vida, y l a vida es muy corta para hacerlo todo. Veamos, ¿no es casi una verdadera religión lo que nos enseñan estos japoneses tan simples, y que viven en la naturaleza como si ellos mismos fueran flores? Y no se podría estudiar el arte japonés, me parece, sin volverse mucho más alegre y más feliz; nos es preciso volver a la naturaleza, a pesar de nuestra educación y nuestro trabajo en un modo convencional."
Vincent Van Gogh
23.2.10
SIENTO
"... que trabajando no debo apresurarme. En suma, ¿qué resultado dará poner en práctica la vieja frase: hay que estudiar diez años y entonces producir algunas figuras?"
Vincent Van Gogh
Vincent Van Gogh
EN SUMA
"... hay mucha más gente que hace hábilmente un croquis, que la que puede pintar corrientemente y que toma la naturaleza por el lado del color. Esto continuará siendo raro; y que los cuadros tarden en ser apreciados o no, encuentren su aficionado un día..."
Vincent Van Gogh
TRATANDOSE DE UNA IMAGEN...
"... para que fuera fiel a la realidad, bastaba con que fuera la más hermosa de todas y reflejara la serenidad inmortal que sitúa al dios por encima de nosotros."
Hippolyte Taine, Filosofía del Arte, 1882
22.2.10
21.2.10
TU, ERAS UN HOMBRE
"Tú, Gustav Klimt, que te acercaste casi por instinto a los ideales de la naturaleza, que supiste dotar del hálito poético del Creador, incluso, a tus sencillos y, en verdad, nobles jardines de girasoles y malas hierbas. Tú, que de igual manera también, te apartaste poco a poco de los hombres que no muestran sensibilidad alguna hacia ello. ¡Tú, Gustav Klimt, eras un hombre!"
Peter Altenberg
19.2.10
VIEJO LOCO DEL DIBUJO
“[...] a la edad de cinco años tenía la manía de hacer trazos de las cosas. A la edad de 50 había producido un gran número de dibujos, con todo, ninguno tenía un verdadero mérito hasta la edad de 70 años. A los 73 finalmente aprendí algo sobre la calidad verdadera de las cosas, pájaros, animales, insectos, peces, las hierbas o los árboles. Por lo tanto a la edad de 80 años habré hecho un cierto progreso, a los 90 habré penetrado el significado más profundo de las cosas, a los 100 habré hecho realmente maravillas y a los 110, cada punto, cada línea, poseerá vida propia [...]”
ORACION TANTRICA
En el silencio de la intuición
En la armonía de la inspiración
En la melodía del deseo
En el ritmo de la pasión
Nuestros ojos se unen
Nuestros corazones laten en uno
Nuestras almas son indivisas
Nuestros cuerpos se enredan
Cuando la Luna y el Sol
En un hilo invisible
Se reúnen en nosotros
Confundidos en la sublime unidad
Ascendemos hasta las estrellas
En una columna de perfección
Nota: El dibujo que inspiró el poema de Amadeus apareció bajo el título de "erótica".
17.2.10
16.2.10
VIRGEN Y VENUS
Por Cristina Montoya en 2004
La casa está callada. Apenas lejanos resuenan los ecos de las pinceladas, de los barridos enérgicos de pintura, del lienzo frotado. La rodilla se hinca en el suelo. La pasta en la paleta. Unos pasos atrás para contemplar la obra. Silencio. Vuelta a empezar. Siento curiosidad por su trabajo y me dispongo a subir las escaleras hasta la buhardilla. Las paredes están repletas de nuestra historia imaginaria. Retratos, autorretratos, desnudos, abstractos, naturalezas... Hacia el último tramo comienza a aparecerse su figura: esbelta, fina; flexible y elegante. Cubierta de color. Con una fuerza que no acierto a describir. Fotografías en el panel, dibujos por todas partes, pinceles y brochas, trapos, botes, espátulas, tubos de óleo amontonados, el gran cristal-paleta circular, la caja con sus fetiches. Adoro este lugar. Es como teletransportarse al laboratorio de un alquimista, a las estancias de un mago. Dónde cualquier cosa es posible. Basta con arreglar el conjuro. Volcado en lo que hace, concentrado, advierte mi presencia y me dirige una sonrisa cálida que invita a contemplar el lienzo: mira cariño, a ver que te parece. Hace 16 años que tuve la suerte de conocer a Eduardo Alvarado. Y llevo compartiendo mi vida con él desde hace 15. He contemplado sus primeros escarceos con el arte y soy testigo de su trayectoria durante todo este tiempo. Años en que se ha entregado en cuerpo y alma al estudio y desarrollo de La Pintura. Si he aprendido mucho de su maravillosa persona, es todo lo que le debo por haberme descubierto el mágico universo del arte. Sin el cual ahora sería incapaz de concebir mi existencia. En este sentido Eduardo, y consecuencia de su voluntad y generosidad sin límites, desempeña una labor gigantesca en la apasionada transmisión de la idea de lo poderoso del espíritu humano. Y de todas sus formas de expresión. Siembra incansable y enérgicamente a su alrededor la inquietud por este prisma vital y su autenticidad. El arte como necesidad, como experiencia existencial. Intentando comprender y construirse a sí mismo. Y a la obra de arte. Su mirada inteligente, más allá de la percepción inicial busca lo invisible, anticipa, reconoce, interpreta, utiliza información sabida; en un diálogo continuado con lo sensorial, lo vivido, el deseo, la materia y el accidente, que nos permite sumergirnos en su mundo más íntimo. Una mirada dirigida por el deseo de conocimiento, de comprender, de aprehender lo nuevo con lo ya conocido; y de hacerlo propio. Sometiendo a la realidad a sucesivas y sagaces preguntas, cuyas respuestas podremos descubrir en sus lienzos. Esta humildad con la que se enfrenta al trabajo, hace que su pintura inevitable e invariablemente respire vida y honestidad, verdad en el sentido más elevado. El interés por uno de los grandes enigmas de la historia de la humanidad, el cuerpo, la máquina más perfecta y a su vez llena de infinitas imperfecciones, ha constituido desde siempre en su trabajo el tema central. En especial el suyo propio y el de la mujer. En Virgen y Venus ilustra sus ideas a cerca de ésta: diosa madre, origen, creadora, dadora de vida y amor, pura, símbolo de la feminidad. Objeto de deseo, pasión, belleza, animalidad y primitivismo. Mujer como misterio. Enigmas y melancolías. Mujer eterna e incluso como decía Moreau: un pájaro caprichoso, a menudo fatal, que atraviesa la vida con una flor en la mano buscando un ideal vago, casi siempre terrible. Siempre avanzando, pisándolo todo, incluso genios y hombres santos. El desnudo y el cuerpo como templo y obsesión. Cargado de reminiscencias africanas y naturales y bajo parámetros expresionistas, brillantes ocres, verdes, naranjas, negros... con una capacidad virtuosa excepcional, fuera de lo común, resulta en imágenes potentes. Revestidas de animalidad, de un halo misterioso. Intimistas y fruto de su sensibilidad única. Emociones y cuerpos de PINTURA, PINTURA.
La casa está callada. Apenas lejanos resuenan los ecos de las pinceladas, de los barridos enérgicos de pintura, del lienzo frotado. La rodilla se hinca en el suelo. La pasta en la paleta. Unos pasos atrás para contemplar la obra. Silencio. Vuelta a empezar. Siento curiosidad por su trabajo y me dispongo a subir las escaleras hasta la buhardilla. Las paredes están repletas de nuestra historia imaginaria. Retratos, autorretratos, desnudos, abstractos, naturalezas... Hacia el último tramo comienza a aparecerse su figura: esbelta, fina; flexible y elegante. Cubierta de color. Con una fuerza que no acierto a describir. Fotografías en el panel, dibujos por todas partes, pinceles y brochas, trapos, botes, espátulas, tubos de óleo amontonados, el gran cristal-paleta circular, la caja con sus fetiches. Adoro este lugar. Es como teletransportarse al laboratorio de un alquimista, a las estancias de un mago. Dónde cualquier cosa es posible. Basta con arreglar el conjuro. Volcado en lo que hace, concentrado, advierte mi presencia y me dirige una sonrisa cálida que invita a contemplar el lienzo: mira cariño, a ver que te parece. Hace 16 años que tuve la suerte de conocer a Eduardo Alvarado. Y llevo compartiendo mi vida con él desde hace 15. He contemplado sus primeros escarceos con el arte y soy testigo de su trayectoria durante todo este tiempo. Años en que se ha entregado en cuerpo y alma al estudio y desarrollo de La Pintura. Si he aprendido mucho de su maravillosa persona, es todo lo que le debo por haberme descubierto el mágico universo del arte. Sin el cual ahora sería incapaz de concebir mi existencia. En este sentido Eduardo, y consecuencia de su voluntad y generosidad sin límites, desempeña una labor gigantesca en la apasionada transmisión de la idea de lo poderoso del espíritu humano. Y de todas sus formas de expresión. Siembra incansable y enérgicamente a su alrededor la inquietud por este prisma vital y su autenticidad. El arte como necesidad, como experiencia existencial. Intentando comprender y construirse a sí mismo. Y a la obra de arte. Su mirada inteligente, más allá de la percepción inicial busca lo invisible, anticipa, reconoce, interpreta, utiliza información sabida; en un diálogo continuado con lo sensorial, lo vivido, el deseo, la materia y el accidente, que nos permite sumergirnos en su mundo más íntimo. Una mirada dirigida por el deseo de conocimiento, de comprender, de aprehender lo nuevo con lo ya conocido; y de hacerlo propio. Sometiendo a la realidad a sucesivas y sagaces preguntas, cuyas respuestas podremos descubrir en sus lienzos. Esta humildad con la que se enfrenta al trabajo, hace que su pintura inevitable e invariablemente respire vida y honestidad, verdad en el sentido más elevado. El interés por uno de los grandes enigmas de la historia de la humanidad, el cuerpo, la máquina más perfecta y a su vez llena de infinitas imperfecciones, ha constituido desde siempre en su trabajo el tema central. En especial el suyo propio y el de la mujer. En Virgen y Venus ilustra sus ideas a cerca de ésta: diosa madre, origen, creadora, dadora de vida y amor, pura, símbolo de la feminidad. Objeto de deseo, pasión, belleza, animalidad y primitivismo. Mujer como misterio. Enigmas y melancolías. Mujer eterna e incluso como decía Moreau: un pájaro caprichoso, a menudo fatal, que atraviesa la vida con una flor en la mano buscando un ideal vago, casi siempre terrible. Siempre avanzando, pisándolo todo, incluso genios y hombres santos. El desnudo y el cuerpo como templo y obsesión. Cargado de reminiscencias africanas y naturales y bajo parámetros expresionistas, brillantes ocres, verdes, naranjas, negros... con una capacidad virtuosa excepcional, fuera de lo común, resulta en imágenes potentes. Revestidas de animalidad, de un halo misterioso. Intimistas y fruto de su sensibilidad única. Emociones y cuerpos de PINTURA, PINTURA.
12.2.10
10.2.10
NEIGE
Texto de Pedro Moura
Ainda que este livro tenha sido publicado em 2009, ou seja, logo depois de L´Arleri, reporta-se a uma experiência cronologicamente anterior, a saber, uma viagem ao México, sobretudo à vila que dá o nome ao livro, entre Dezembro de 2007 e Fevereiro de 2008. Isto é importante na medida em que as experiências pessoais de Baudoin, e a sua leitura pessoal dessas experiências, a sua transformação em matéria de expressão, as tornam significativas e passíveis de (re)integrar a nossa própria interpretação. Mais, no caso particular de Baudoin, em que a ideia do “Poema Contínuo” é por demais programática e significativa, no momento em que nos tornamos leitores de Baudoin, mais do que somente leitores dos seus livros, cada um deles torna-se parte inextricável de um corpo a ler em conjunto, cada um deles ilumina o próximo e o anterior. As ideias que se herdam de modo imediato da leitura de L’Arleri paraAmatlan é a presença da morte. Se no anterior livro Baudoin se fazia representar, auto-fictivamente, pelo velho pintor centenário, aqui emprega uma ou duas estratégias já suas conhecidas: o homem de costas, o homem ausente, ou o sósia jovem (neste caso chamado Mathieu, “porque o autor amou esta personagem um dia”, referindo-se a livros anteriores, como Le Premier Voyage, Mat?,), o menino-de-dedo-na-boca... Mas há uma inflexão em direcção à morte. O próprio Baudoin torna explícitos os problemas da(s) matéria(s) recorrente(s): “Outra vez, outro livro. Outra vez?... Um caderno de viagem?”; e, mais à frente: “Outra vez, outro livro... Para dizer o quê? O Caminho? O meu Caminho? Quantas vezes direi outra vez o meu caminho?”. O caminho remeterá os leitores assíduos de Baudoin para Le Chemin de Saint-Jean, que fora o caminho do seu pai e agora é o seu. Ou para todos os livros que remetem para um caminho que ele foi criando por entre as autobiografias em banda desenhada: em Nice, no Canadá... nas viagens mais curtas... O caderno de viagem remeterá não apenas para alguns dos seus livros mais propriamente “de viagem” (Alexandrie, Alexandra e Araucaria), como também para a dimensão material de alguns dos seus livros, quer aqueles dedicados ao desenho enquanto prática, quer aqueles que remetem a uma materialidade especial (a primeira edição de Le Chemin, de novo), quer ainda a este mesmo título, cujo objecto, oblongo, com um desenho a toda a volta da capa, recordará precisamente um caderno de esboços. Os desenhos de Baudoin encontram-se num parco equilíbrio entre aquele desenho exacto e minucioso que pretende transmitir o mundo com a máxima correcção possível, mas informado pela emoção em tumulto do artista (os desenhos de Constable de Suffolk poderiam ser trazidos à colação), e um outro de uma expressão quase livre – a total liberdade expressiva é impossível, ou então seria ora intransmissível ora aterradora –, espontânea, que pretende ir além das regras do que se pode confessar. Mas Baudoin trabalha num território muito específico, a que se dá o nome de banda desenhada, e mesmo que estas sejam folhas soltas e desirmanadas de um original caderno de campo, elas foram reagrupadas, repaginadas e reapresentadas numa forma que se pretende legível, significativa. Uma banda desenhada. E há outros largos trechos acompanhados por textos verbais, escritos, histórias, diálogos. E há outros registos ainda segundo as regras mais clássicas da banda desenhada. Tudo isto compõe um só corpo, interpretável enquanto texto coeso e uno, que responde pelo título. A viagem a este México está associada à visita de uma amiga, invariavelmente amante, mais jovem, de Baudoin. Baudoin explora emAmatlan profundamente aquilo que ele chama de “abismo”: não apenas o abismo que o separa enquanto francês do México real que visita, mas também aquele que o separa a ele, velho de 65 anos, da nova amante, Neige, de apenas 30. A diferença de idades entre ambos faz tornar esse abismo mais vincado, cuja imagem é devolvida sobre a forma de uma sombra, a sombra da morte. Estará Baudoin a sentir-se próximo de uma inevitabilidade, que lança a sua sombra na obra, que se verifica em L’Arleri através daquela auto-ficção do velho? O modo como pensa a morte é parte inextricável de Amatlan, e ela estará presente querfigurativamente, quer nas dobras dos diálogos estabelecidos com os leitores/narratários e com as outras personagens/interlocutores, quer ainda na presença de elementos que podem ser vistos como seus representantes (psicopompos, portais, espaços de passagem, jamais cruzada): o par de cães, o(s) homem(ns) de saco às costas, as tremendas e imensas raízes de árvores gigantescas, os caminhos por entre as montanhas exploradas somente até aos primeiros sinais da noite, os jardins de cruzes sem corpos sob a terra, o tiro imaginário que dá à amante como sinal de ciumeira idiota inconcretizável, as borboletas, o diálogo com o seu duplo mais jovem (ecoando um conto de Borges, cuja morte estava sempre também presente na escrita?). Nada disto pode surpreender se tivermos em conta o papel que a figura e a ideia da morte assume na cultura mexicana, que tem raízes pré-colombianas e que exerceria o seu interesse em artistas populares como Posada ou eruditos como Rivera, em escritores com Lowry. Aliás, a deusa da morte azteca, Mictecacihuatl, aparece na forma em que aparece na pintura de Diego Rivera, Sueño de una tarde dominical en la Alameda central, como uma dama adomingada. Esta pintura é copiada parcialmente pelo autor desta banda desenhada, com Neige substituindo Frida e Baudoin, como uma criança com rosto de velho (e não o da de Piero), no lugar da criança anafada do original... Tendo em conta que, mais tarde, o protagonista sente vontade de chorar porque uma criança indígena o olhou como um estrangeiro, esta inscrição estranha num mural que tentava criar uma interpretação ou visão da história do México acaba por surgir com o processo falhado em Baudoin em ser tornar o “mesmo” no espaço do “outro”, isto é, em que Baudoin continua a ser um outro, apesar do seu desejo de não o ser. Uma confirmação desse falhanço. Se falei de borboletas acima, é por estas constituirem um símbolo para as culturas autóctones das almas dos mortos, e a traça era o animal e nome da terrível deusa Itzpapalotl. As borboletas surgem num episódio no qual o protagonista masculino (encontramo-nos num momento em que a identificação com o próprio Baudoin, logo, em conjunto com a ideia de autobiografia que Neige ataca, são postas em causa) escorrega numa pergunta ridícula – “pergunto-me para que serão elas [as borboletas] úteis?”, ao que Neige responde “são úteis para mim”. E a imagem que se segue faz concatenar essas linhas soltas numa imagem sintética poderosa. É hábito de Baudoin operar a reintegração de elementos separados da observação e experiência, e essa estratégia volta a surgir aqui. Numa só figura [a que se vê aqui ao lado] estão reunidas uma escultura de um autor mexicano contemporâneo, Sergio Hernandéz, La muerte sobre ruedas, que havia mostrado umas páginas atrás [imagem mostrada acima]. Mas a cabeça está “aberta” (como as personagens das Voyage), e dela brota uma imensa borboleta. Ao lado, merendando, as três amigas (as três Graças? As Parcas? Outras?; tendo em conta a insistência de Baudoin no “eterno feminino”, o trio das mulheres poderá assumir qualquer papel..). Que representará então essa figura à direita? O próprio Baudoin, transfigurado numa espécie de auto-ridiculização? A sombra que os assombra? Um símbolo qualquer que espera por uma interpretação esclarecedora? Toda a cena nos surge como uma espécie de Le déjeuner sur l’herbe invertido, em que as figuras femininas estão em maior número, vestidas, e o homem solitário está na sua mais descarnada natureza. Um outro ponto desta estratégia de repetição e diferença é o retorno do menino-de-dedo-na-boca, como uma consciente revisitação da memória pessoal de Baudoin, quer enquanto pessoa quer enquanto autor de bandas desenhadas (a origem plenamente exposta dessa personagem-símbolo encontra-se emPasse le Temps). Uma espécie deleitmotiv ou de assinatura geral do autor para que se compreenda a continuidade do seu projecto, da suaobra em sentido próprio. A presença da voz feminina, do “outro”, que esteve ausente emL’Arleri, está aqui presente, pela introdução dos escritos da amiga jovem, Neige Sinno, ao longo de oito páginas, que respondem a relação com Baudoin, e ao modo como ele entende que deve fazer representar as suas experiências – as quais, mesmo que partilhadas, não são idênticas àquelas sentidas por aqueles com quem as partilha. E é nessa fronteira, nesse abismo, que emerge a identidade de cada um, inalianável. A morte, o sexo, as figurações, as questões de desenho, estão todas, novamente, em Amatlan. O próprio fecho, ou desfecho, deste livro, recapitula e reemprega frases anteriores, fazendo incluir nelas novos sentidos. Baudoin é muito próximo daqueles poetas que, como António Ramos Rosa, ainda que se limitem a um número circunscrito de palavras (e riscos e sombras e manchas), conseguem desenhar um bem contornado círculo no interior do qual se adensa tudo e todos.
Amatlan Ed. L´Association
AGOTADO
"Cada mañana maltrata a sus fantasmas frente al lienzo, mil veces pintado; y se arranca el corazón para exprimir unas gotas de rojo sobre su reflejo."
Eduardo Alvarado: dibujos
80 págs
66 ilustr b/n & color
Editado con ayuda del Gobierno de la Rioja en 2002
5.2.10
1.2.10
LA VOZ DE MI PADRE
Aunque mis ojos
ya no puedan ver ese puro destello
que me deslumbraba.
Aunque ya nada pueda devolver la hora
del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,
no hay que afligirse.
Porque la belleza
siempre subsiste en el recuerdo.
William Wordsworth
THANK YOU, CAIO
"Eduardo Alvarado gave me a huge surprise this last friday when showed me one of his new works based on one of my paintings. His sculpture is named "Caio Stelae".
I am happy because i sincerely, not just admire his work, as i see relation between our works. We have very similar, not identical, searchs... a kind of concernment about the being and its relation with the space and its own existence (i am trying to be really short here).
Other relation is that on his work, as mine, you at the same time are able to see a very authentic and personal aesthetic do not hiding the influence of the great masters of the past, i mean, when i look to his work i see Eduardo Alvarado, but i can see all the great Spanish painters of the history as well... this is fascinating, this is the kind of contemporary painter i like to see and always wished to be.
Exist many diferences between us, sure, the first one that called my attention when i discovered his work is the fact that the objects or beings he paints have a very well defined place on the space, they're inserted into a very specific space and have a relation with it.
While in my work, the figures painted are in a nowhere. They have no relation with any space and don't belong to any place.
It is a honnor for me that an exellent artist and with a good recoginition in his country (Spain ) have had the kind gesture of remembering me.
Thank you Eduardo !"
LA FIGURA
Desde el momento en que empecé a pintar la figura, mi concepción del arte cambió radicalmente. Quizás no en su sentido estructural más evidente, pero las figuras distorsionaron mi idea de ambiente y de interior y también de la composición en sí. Y eso me satisfizo, porque esa sensación no se consigue con la pintura abstracta... En la pintura abstracta uno no puede enfrentarse a... un objeto o una persona, a la psicología que se concentra en una persona frente a la ausencia de cualquier figura que ella representa... Y eso es algo que echaré de menos en la pintura abstracta porque nunca podré conseguir ese tipo de diálogo entre varios elementos que pueden llegar a ser... tremendamente diferentes, que pueden estar en oposición o en agudo conflicto.
Richard Diebenkorn vía el fin del pin
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