14.3.10

LA JOVEN DEL AGUA



mañana de domingo…

(sus) curvas vs (mis) ángulos

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Mientras ella prepara y hornea un bizcocho con harina integral, plátano y chocolate, yo preparo un desayuno contudente para los niños y para mi. Tengo mucho apetito y acabo comiendo de lo nuestro y de lo suyo.

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Risas, música, limpieza general, juegos, deberes...

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Mi padre ha pasado un momento y me ha traído una mascarilla y lija de agua. Después hemos preparado a los niños y les acompaño a por el coche. Me despido cerca del estudio y entro a por una brocha. Dedico unos minutos a mirar la pintura del menhir. Vuelvo cargado porque esta tarde –de nuevo solo- toca otro tipo de pintura: lijar y sellar el alto de las cuatro paredes del baño. Cuando llego me lío con internet y me da la hora de comer. Para no ocupar mucho tiempo cuezo en el caldo de las verduras del viernes unos fideos. Con la sopa, mi trozo de bizcocho y una fruta está bien. Cenaré más. De nuevo intento dejar atrás años de militancia ascética.

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Durante los últimos años apenas he visto la televisión -si acaso los dibujos infantiles con los niños- pero desde hace dos o tres meses las mediodías del domingo veo un documental y una película. Esta tarde me he llevado la grata sorpresa de cambiar de canal cuando estaba empezando “señales”. Disfruto mucho de las películas de Shyamalan y se encuentran entre mis favoritas: me encanta lo que cuenta y como lo cuenta.

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Cuando me dispongo a retirar los enseres del baño, recuerdo que la colada está en la lavadora y tengo que tenderla para que se sequen las batas del colegio. Pero con este frío no se si dará tiempo. Así que distribuyo las prendas entre los ya ocupados radiadores. Parece que por fin, prevén una mejora del tiempo. ¡Seguro! Ayer por la tarde, cuando volvía de jugar con los niños con la pelota, me pareció escuchar el extravagante canto de una alondra.
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saudade

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Y no es el fatalismo al que durante años encontré atractivo: creo en la voluntad y sobre todo en la conciencia. Pero esta tarde me asaltan los recuerdos y me dejo embriagar por  el sentimiento. Escucho una y otra vez la lacónica y melancólica “The Last Man”… ¡solo soy un hombre!

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Dos manos de la selladora, fregar y volver a colocarlo todo (y ya van tres desde que empecé con la reforma). Quince años manipulando y respirando diariamente veneno me han llegado a provocar un rechazo compulsivo por los productos químicos. Pienso en el planeta y en nosotros, que al fin y al cabo también somos planeta. Empiezo a sufrir por mi  piel y mis pulmones, y a menudo pienso que si llego a una edad avanzada me dedicaré únicamente a dibujar, como Leonardo.

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La gata -en su linea- no ha dejado de liarla en toda la tarde...

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Bajo a recibirles. El pequeño está dormido y lo subo en brazos. Cada vez pesa más y la espalda sufre. Cena, pijamas, aseo, te ... cama. 

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(sus) curvas vs (mis) ángulos

… noche de domingo